8 DE DICIEMBRE DIA DE LA RECORDACION DE LAS VICTIMAS DE LA HUELGA DE 1921

08/12/2014 Desactivado Por Juan Jose De Focatiis

8 de Diciembre, desde el año 2011 en Santa Cruz es:

«Día de la Recordación de las Víctimas de la Huelga de 1921»

Fue oficializado e instituido el 8 de diciembre por ley, debido a que fue la fecha en que ocurrieron los fusilamientos masivos de trabajadores santacruceños en estancia Anita, último baluarte de los justificados reclamos de los trabajadores por mejores condiciones de trabajo y de vida, lugar elegido para la numerosa concentración de trabajadores, se estima que entre 700 a 800 los que esperaban la llegada de las tropas del 10 de Caballería para poner fin pacíficamente al conflicto, como erróneamente creyeron. Lo último que vieron los trabajadores desde allí al ser fusilados fue nuestro increíble Lago Argentino.

Se conmemorará anualmente enfrente al mismo lugar de los fusilamientos y en el Sitio en el que se encuentran emplazados los Cenotafios que conmemoran y perpetúan la Memoria sobre aquella trágica jornada del año 1921.

Como lo viene haciendo con mucho esfuerzo la Comision por la Memoria de las Huelgas de 1921 que se conformó en la ciudad de El Calafate desde el año 2006.

Las fotografias ilustran los ultimos momentos con vida de los trabajadores en huelga en estancia Anita.

Diario de Rio Gallegos “La Unión”, 3 de diciembre de 1921: “Por las dificultades en las comunicaciones con el Lago (El Calafate), no ha sido posible tener noticias de lo que por allí sucedía hasta la fecha, en que nos han llegado comunicaciones y ellas nos han dado cuenta de que (…) los revoltosos cortaron en tres puntos distintos el cable de la balsa (…) sobre el rio Santa Cruz.

Nuevo encuentro con los revoltosos.

Según informaciones recibidas por nosotros, en el correo llegado anteayer de nuestro corresponsal especial en Lago Argentino, ha tenido lugar un encuentro entre las tropas que manda el capitán Viñas Ibarra y los bandoleros cerca de la comisaria El Perro, en el campo de la estancia Bon Accord, del señor William Dickie.

Un camión que utilizaba como patrulla la tropa del 10 de Caballería (…) y mientras efectuaban su marcha vieron al llegar a la orilla de “El Perro” un grupo de más de 20 jinetes. Dado el aviso correspondiente, al tiempo que se unía el grueso de las tropas a la avanzada y daba la voz de alto a los revoltosos estos echaron pie a tierra y atrincherándose en las piedras grandes que se hallaban dispersas por esos lugares, abrieron el fuego contra las fuerzas nacionales, mientras que otros disparaban sus armas de a caballo. En vista de este inesperado ataque el jefe militar dispuso a sus hombres en línea de tiradores con la rapidez que el caso requería y contestó el fuego, en cuyo momento un grupo bastante numeroso saliendo de una hondonada donde se hallaba oculto, abrió un fuego muy intenso contra los militares generalizándose el combate durante el cual fue posible apreciar que en otras hondonadas y cerros cercanos estaban situados muchos revoltosos que hacían también fuego de a caballo y otra parte de éstos, igualmente numerosa, trataba de rodear a las tropas empleando una táctica elementalmente práctica.

Los revoltosos abandonan el campo.

Los bandoleros que están bien montados, después de dos horas que duró el tiroteo, abandonaron el campo dejando en él cinco muertos y una crecida porción de heridos, cuyo número no ha sido posible fijar debido a que en su mayoría han logrado huir mientras se desarrollaba la pelea acusando su existencia grandes manchas de sangre que se notaban en cantidad por doquier.

Habiendo tenido conocimiento el jefe de estas fuerzas de que había unos barcos esperando en Puerto Irma, despachó varias patrullas hacia Calafate y estancia “Quien Sabe”, las que comunicaron que dichos buques habían salido, pero que unos cien hombres bien armados habían pasado disparando en dirección al Centinela.”

Ésta fue la versión oficial del encuentro de El Perro, a unos 24 kilómetros de El Calafate. El relato del comisario Guadarrama (…) señala que el combate de El Perro fue nada más que un encuentro circunstancial y que ocurrió así: “Antonio Soto y su gente venían de Charles Fuhr. Venían con los caballos cargueros repletos. Cuando llegan al cruce de caminos por el que se va a Calafate tienen la mala suerte de toparse con un camión del Ejercito en el que van soldados al mando del sargento Sánchez, que es avanzada de la columna de Viñas Ibarra. El sargento Sánchez les da la orden de alto. Antonio Soto se apercibe de inmediato de su situación y ordena dispersarse y huir, porque si desmontaban e intentaban resistir iban a ser baleados sin misericordia, tal cual aconteció. Desde el camión, con toda calma, los soldados hacen puntería y voltean muñecos. Los chilotes que caen del caballo se arrastran hasta las piedras, donde son exterminados por más que levanten los brazos. Alguno que otro se resiste, pero son muertos irremisiblemente.

El Ejercito dirá que los obreros han tenido cinco muertos. El comisario Guadarrama nos relatará que en el viaje de inspección posterior que hizo con el teniente Anello comprobaron la existencia de veinte cadáveres que habían quedado al descubierto semanas después. Para sepultarlos no se cavaron pozos, sino que se amontonaron los cuerpos contra una elevación y de allí se les tiró tierra encima, que al poco tiempo el viento y el agua se encargaron de levantar dejando al descubierto la hedionda carne podrida semivestida de los pobres desgraciados.