«Potestad» y la ejercitación de la «Memoria»

«Potestad» y la ejercitación de la «Memoria»

19/03/2013 Desactivado Por Juan Jose De Focatiis

 

 

 

 

 

 

La Subsecretaría de Gestión Cultural invita a todos el viernes 22 de marzo a las 22 horas, en el Teatro del Muelle, a la presentación la obra Potestad, de Eduardo Pavlovsky. Actuada y dirigida por Elbio Mellado. La obra encarna uno de los temas que nos legó la Dictadura Militar: La problemática del “raptor de niños”, a través de un plan organizado por las Fuerzas Armadas. La complejidad de la represión. La entrada general es de $30.

REGISTROS DEL HORROR
El actor pone en escena los diferentes registros del horror de la desaparición de personas y de la apropiación de niños durante la dictadura y logra incomodar más allá de la temática de derechos humanos con preguntas que corresponden al mismo género humano ¿Cuántas capas de silencio y de mentira pavimentan las ciudades? ¿Cuántas rellenan las alfombras? Y la más inquietante, ¿Cuántas estamos dispuestos a soportar?
Un hombre de poco más de cincuenta años nos cuenta que le robaron su tesoro más preciado: Adriana no está, se llevaron a su hija, de su casa. Los hechos recién comienzan y a partir de allí, Mellado será habitado por justos y pecadores, víctimas y victimarios y en poco más de una hora Potestad desdibujará los límites de unos y otros.

EL DESARROLLO
La puesta, una adaptación de la obra de Pavlovsky (Potestad, 1984) impacta por la solidez que aporta el actor sobre el escenario en un notorio trabajo corporal para concebir personajes que emocionan y aterrorizan en una apuesta que no deja indiferentes a quienes concurren. El trabajo de composición de los personajes que lo habitan, tanto como los que generan el contexto aunque no estén – Ana María, la esposa del personaje- señalan problemáticas que exceden el marco de la apropiación de menores durante la última dictadura e interpelan sobre la condición humana, el amor y la capacidad de entender hasta que infiernos podemos descender.
Mellado vuelve a vincular arte y política y con ello, poner al espectador en el papel incómodo de cuestionar sus propias prácticas. Esa molestia dura después de terminada la obra y es, bienvenido sea, una de la razones por las que se vuelve necesaria de ver. Unifica Potestad tres relatos paralelos: El genocidio instaurado desde el Estado, el crimen de lesa humanidad que es el secuestro de menores y el asesinato de sus progenitores – la pérdida de la identidad – y la múltiple moral en los actos particulares, de todos los días, sobre la que descansa el horror. Potestad es una obra para pensar el mal como el ruido primario donde se acoplan mucho otros ruidos.