Samuel Bossini capacita

Samuel Bossini capacita

09/08/2010 Desactivado Por Juan Jose De Focatiis

 

El poeta y escritor Samuel Bossini brindará una intensa capacitación en Esquel

Con el auspicio del Consejo Federal de Inversiones (CFI) y el Programa Esquel Literario de la Sub Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Esquel, el poeta y escritor Samuel Bossini ofrecerá una capacitación de tres días en la ciudad de Esquel.

La misma estará destinada a escritores, docentes, estudiantes de profesorados, público en general interesado en los temas de la capacitación:

Palabra, creación oficio en la literatura

• La palabra su uso en el texto.

• Origen y valor de la palabra.

• Corrientes literarias y el uso de la palabra y el oficio en ellas.

• Los contemporáneos y la palabra.

• Lectura de textos de los presentes y análisis de ellos.

Lugar: Centro Cultural Melipal – Esquel

Días: miércoles 25, jueves 26 y viernes 27 de agosto de 2010

Horario: los tres días de 16 a 20.

Inscripción: Centro Cultural Esquel o esquelliterario@yahoo.com.ar

La capacitación es de carácter gratuito

Samuel Bossini

Seudónimo que utilizó: Pablo Narral

(1957) Santiago del Estero, Argentina.

Publicaciones:

1981 – El sonido y la furia (poemas).

1983 – Para una fiesta nocturna (poemas).

1991 – Oscura tierra (poemas).

Poemas y textos fueron publicados en diarios y revistas de Argentina, Chile, Uruguay, México y España. EE.UU. Ecuador.

Textos inéditos:

“Mundo natural.”, poesía.

“El Hueco.”, poesía.

“Byrne”, novela.

“Caminar sin ver”, novela.

Acerca de libro «Mundo Natural», dijo el poeta Jorge Boccanera:

(Dic./2004)

Es infrecuente tener ante los ojos un espectáculo de la imaginación como este Mundo natural, donde el peso de la intensidad va de la mano de imágenes en las que cimbra una textura surrealista, un furor mecánico y el barroco condensado e incandescente que Luis Cardoza y Aragón olfateaba en Góngora.

Nada de esto sería posible sin una gran libertad creativa lactada desde lo lúdico. Vale decir que Bossini “abre el juego”. Y lo hace con un lenguaje que serpentea a sus anchas ceñido a la mínima instancia lírica o volcado como generosa crónica del delirio. Magnetizado por la búsqueda, el poeta –que escribe: “Un poco de saliva de yegua nos peina y la oscuridad nos viste con trajes blancos ante un espejo de tablas quebradas”- se abisma en extensos pasajes oníricos, constelaciones del sueño donde se agita un paisaje de imágenes encastradas.

Mundo natural alude a lo “usual”, lo natural crudo y su revés: lo natural como propio de lo fantástico, lo habitual maravilloso. En ese juego de reversos, lo natural (lo evidente), remite a la videncia; el poseso y sus obsesiones guiándolo con la certidumbre de la ceguera. Así, bajo la piel de este libro respira el azar planeado.

Samuel Bossini

Mundo Natural ocurre en el espacio de una poesía en prosa, esa herramienta manejada diestramente (pienso en Max Jacob y Pierre Reverdy) dentro de riesgosos intentos vanguardistas. En esa poesía en prosa están las vecindades de la escritura de Bossini, sus cómplices: Girondo, el Cardoza y Aragón de Pequeña sinfonía del Nuevo Mundo, el Federico García Lorca de Poeta en Nueva York, (un mundo en cuarta dimensión, según Cardoza) en cuyas intersecciones se funden nacimiento y Apocalipsis, carrozas fúnebres y carnavales.

Apoyado casi expresamente en el sentido de la vista -la palabra ojo martilla en casi todos los textos- el poema enredadera es conducido por un ojo sonámbulo; un ojo espía que reemplaza al cuerpo y que a la vez es alma y vida, o sea: cuerpo y alma: “La mejor verdad son dos ojos abiertos”, dice Bossini y también: “El arte es un Ojo”; algunos de sus textos semejan la descripción de una pintura, de un video clip. En la pantalla se mueve un gran zoo donde pastan las almas, máscaras y cuerpos trozados, un bestiario donde rugen extraños insectos, y también rostros del extravío, cráneos enamorados, y la gran ballena de labios rojos danzando frente a sus amantes mendigos.

Un eje de este libro es el despedazamiento, rostros que el adiós quiebra como terrones de tierra seca; el desencuentro, la pérdida de la identidad, el ser que se debate entre disolverse y materializarse: “En cada esquina hay un disfraz abandonado”, dice el poeta. En ese torrente de ojos (donde verse es amarse), transitan: el Deambulador, argonautas, el Atleta, la Bacante, el Adorador, el espectro que recorre la ciudad con bordes de abismo, el amante vagabundo con aire de milagro y una lengua que emite consejos con aire de delirio. Los hombres de ceniza van cargados de sueños; los sueños están hechos de gestos humanos.

Textos de gran originalidad – “Oh el Amor”, “Acabó el juego”, “Carta de despedida de un enamorado” y “Plegaria y talismán”, entre muchos- trabajan exigiendo a fondo la inventiva: “Mi carruaje es la imaginación”, dijo José Lezama Lima, y Bossini hace referencia a un sueño de manos tomadas para expresar: “él imagina que ella imaginaba”.

Como los grandes libros inclasificables marcados por la búsqueda, Mundo natural, texto tentacular de imágenes fragmentadas, es a un tiempo ficción paranoica, guión dramático, narrativa de aventuras, cuento de hadas y relato de ciencia ficción.

La originalidad de Mundo natural deja, sobre la página de la exasperación, un ramo de imágenes astilladas.